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En el mundo del análisis, la Psicología nos lleva a observar y a entender mejor, cómo la vida del hombre puede mejorar la situación de agruparse en lugares o en sitios que de por si, lo ha hecho por su propia iniciativa.
Si miramos la historia con detenimiento, vamos a encontrar que el desierto o el jardín, es la puerta para entrar a la comodidad natural que ofrece tantos beneficios en aspecto de salud, de saberes, porque son incontables los que posee este libro que se le llamó en el tiempo del historiador Moisés: la tierra prometida.
Si las personas hoy en día, desean explorar estas formas de vida, y estas culturas que aún existen, igualmente que en nuestro mundo occidental, vamos a llegar para que nos compartan las experiencias igualmente que hace miles de años, compartieron los que emigraron por la puerta del desierto.
Y hallaron en este hogar o en esta parcela universal, a cada familia que les compartía sus vivencias y experiencias, que hacían que los viajeros hacia su propia parcela, que hoy se conoce como Jerusalén, una gente próspera en lo que concierne a la cutlura, sabiduría y ciencia, que algunas familias se dedicaron fue al mundo de los saberes.
Pero esto tiene una historia tan interesante y hermosa por sus vivencias. El escritor Moisés pudo registrar algunas de ellas y la gran mayoría, jamás se escribieron. Porque el ser humano en asuntos de historia somos más dados a contarla que a escribirla. Esa ha sido una tendencia universal.
Pero podemos seguir con la palabra observar y entender que en ese cruce del desierto a sus diferentes hogares, había gente muy preparada y que incluso eran familias que no tenían nada que ver con la historia de Adán y Eva.
Eran familias realmente autóctonas y propias de estas regiones, que tenían corazones muy aplicados a lo que es la vivencia abierta de las ciudades. No eran enemigos de la sociabilidad o de la ingeniería, sino que les gustaba la tranquilidad que ofrece el campo y la música que siempre está presente, a través de la naturaleza que rodeaba a aquellas virtuosas familias.
El bullicio en estas parcelas dentro del jardín no era lo clásico, y de los quehaceres cada familia se ocupaba individualmente de su faena. Por experiencia sabemos que en el campo, después de cada día, nos sentamos en cualquier parte de la casa, o en el corredor a disfrutar un poco de la charla y de la experiencia que tuvimos ese día, y los tropiezos que hubo que enfrentar.
La Psicóloga y Naturalista Elena G. de White, declara lo siguiente al respecto: "El pueblo no vivía apiñado en ciudades, sino que cada familia poseía su parcela de tierra y esto aseguraba a todos las vivificantes bendiciones de una vida pura y conforme a la naturaleza" (El hogar cristiano pág. 116, párrafo 2)
Esta Psicóloga en familia y Naturalista, deja ver en esta obra cómo se vive en las ciudades, donde el semillero de discordia y la inseguridad, son bastante sorprendentes para la gente cuya tendencia es cada día, no solamente trabajar, sino poder llegar al hogar, con una promesa de seguridad, que se ha perdido.
Sin embargo, la tecnología está recuperando el territorio desértico de la violencia y colocando en orden a la familia humana que tanto necesita vivir tranquila, sin el estrés en algunos casos por la inseguridad, y en otros casos, por las carencias de los alimentos y en otros casos por la enfermedad.
La tecnología ha surgido de ese vasto océano de seres humanos como arena, para ponerle gracia a la vida y gracia al trabajo, gracia al estudio y gracia a la sabiduría y a las ciencias, que están ofertando sistemas que harán que la tierra sea mayor que el paraíso de Adán y Eva.
Los invito a visitar este video que se titula: EL LAPICERO, con una duración de: 2: 52, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=WmqMknNpzNQ&list=PLzD4cflvP5uMpe-mNaUlqTK38tK6h4Bro&index=15
"La violencia se ha enseñoreado en las ciudades, pero la tecnología, la está controlando"
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