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De pronto un día, Jesús, caminó como cualquier otro, al monte de los olivos. Allí mismo en Jerusalén. Resulta que unas abejas sin reina, habían hecho un pare en dicho monte. Al caminar Jesús, para darle una lección muy natural a sus discípulos, llegaron cerca de ellas sin percatarse de que estas, estaban escuchando el vocerío de conceptos acerca de la belleza natural.
Las abejas decidieron atacarlos y vino una y le picó en el rostro a Jesús, entonces Jesús se colocó una mano sobre su mejilla derecha y les dice, aprovechando también el momento para examinar la sabiduría de sus discípulos: me picó una abeja. Entonces los discípulos miraron a Jesús, y se pusieron a reírse de dicha palabra de Jesús y le dijeron ¿Cómo sabes tú que es una abeja.?
Y estos incautos no se percataron de la manera con que Jesús, les dice que era una abeja. Y ellos sin percatarse le dicen a Jesús que eso no se puede saber, porque con tantas especies de avispas y abejas que hay en Jerusalén y alrededor, cómo le podía demostrar a ellos, que es una abeja.
Se calmaron un poco de sus risas y Jesús les dice: ustedes desconocen lo más sencillo del mundo, que es un insecto, su diseño, su manera de vivir, y su forma de ataque. Volvieron a preguntarle, que quién le había dicho a él, que era una abeja.
Esto es sencillo les dijo y se quitó la mano del rostro. Y dijo podéis ver la ponzoña en mi mejilla, y dijeron que si. Y la risa desapareció como el alba al amanecer del rostro de estos discípulos que no tomaban nada en serio, lo que el maestro les decía o les enseñaba a la luz de la sabiduría práctica.
E incluso con mucho dolor, porque la picadura de la abeja es bastante dolorosa, porque para la abeja es la muerte y para el género humano, es el dolor y la hinchazón. Pero como siempre se ha dicho que el dolor ajeno no es nuestro dolor, es algo muy semejante lo que sucede con Jesús y sus discípulos, que tomaron fue a risas la noticia de una abeja que coloca el aguijón en el rostro de este biólogo que con amor va al monte de los olivos en esa tarde a dar instrucción y revelación sobre la naturaleza.
En realidad a los discípulos no les interesaba el dolor ajeno, empezando porque su tutor lo estaba viviendo y ellos estaban ignorando esta experiencia que no es nada agradable en un clima como el de Jerusalén.
Luego que el biólogo Jesús vive esta experiencia que es parte de una lección viviente, regresó allí mismo a Jerusalén, y utilizó el carbón vegetal mezclado con lodo, a manera de cataplasma sencilla para que le desinflamara y le extrajera el veneno.
Luego que se desinflama, los discípulos que no se habían ido, que seguían con él, en ese atardecer, Pedro le dice: maestro quieres que quememos esas abejas. Y él le dice: en qué te cabe ir a quemar a todas las abejas inocentes. Mi Padre ha hecho las cosas muy bien.
Pedro insistió diciéndole que a él le habían agredido en la mejilla. Nuevamente este científico de Jerusalén, le enfatiza que las abejas que habían quedado en el monte, eran inocentes, y que la que le había picado a él, había muerto o estaba predestinada en poco tiempo a morir.
Y que en ningún momento se debía proceder a actuar así como pide el apóstol Pedro, sin razonar. Que debemos entender que la naturaleza tiene sus centinelas, y que ellos por ir en el palabrerío de siempre, sin tener en cuenta que ella exige respeto, había sucedido este caso.
Pero que había sido de bendición, porque muchos ignoran cómo las abejas se defienden, y su ataque es suicida, donde ellas pican y el tiempo que les queda es para morir. Así que el apóstol Pedro y los hijos de Zebedeo se quedaron quietos escuchando esta lección tan importante que se vivió en el monte de los olivos y que ellos con sus propios ojos, la presenciaron.
El apóstol Pedro aunque discernía la picadura de una abeja o una avispa, ignoraba el respeto que se debía tener en la naturaleza y en la cultura de la biología que es el medio en el cual él se había criado, e incluso los demás discípulos.
En este caso tenían una fijación psicológica, por esto de que diario estaban relacionados en el mismo ambiente, no se conectaban o caminaban hacia otras fronteras o perfiles de la naturaleza, que activan la mente y la sabiduría, donde puede darse a conocer y a entender porque el hombre, la busca como en el caso de Jesús, los llevó para enseñar en esta ocasión el ataque de la abeja y su medicina.
Al científico Jesús pronto le pasó los efectos que produce la picadura de la abeja, y en las primeras horas de la noche, aprovechó para que una tertulia se llevara a cabo con la gente de Jerusalén. Y quedó agradecido con la sabiduría y la naturaleza, con la que siempre solía alternar en la cultura del conocimiento práctico.
Los discípulos aprendieron la lección y esto es lo que interesa a un maestro que se propone que sus alumnos reciban o entiendan, un conocimiento práctico para compartir con la familia y los estamentos de cultura y ciencia, que continúan en las investigaciones sobre la apicultura, hoy.
Los invito a visitar este video que se titula: Increíble Producción de Miel. Millones de Dineros al día, de una duración de: 5: 41, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=YszMHiOtlas
"Sabiduría hay en la naturaleza e inteligencia y razón, en los investigadores"
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