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En el mundo de la antártida, nos queda mucho de su mundo qué entender, y explorar en sus aguas, el oro de la vida marina. Que es de tanto valor para el género humano que busca alimentar el conocimiento y su sabiduría, con los secretos que aún no se revelan en el cien por ciento, para la humanidad, que sigue explorando en medio de este mundo, el saber de sus ciencias marinas.
"El kril antártico parecido al camarón o gamba, nada en densos cardúmenes de veinte mil individuos o más, por metro cúbico. Para evitar el caos adopta una formación en la que ninguno nada directamente en la estela del otro" Tomado de la Revista Discover en español, de febrero de 1998.
Una de las lecciones que enseña el krill, en su mundo, es la seguridad y la unidad. Son dos elementos que posee por naturaleza este pequeño de los mares. Así que sus patrullas o sus ejércitos, andan en grupos de veinte mil individuos, para que los pequeños enemigos consideren el número de estos pequeños crustáceos, que no tienen armas, sino cantidades por millones, para poder seguir viviendo en estas aguas antárticas, que son su hogar.
En asuntos de sincronización, es decir de orden, el krill tiene en cuenta su propio camino. Este indicador en estos pequeños crustáceos marinos, nos muestra que la cultura del orden y el respeto se debe vivir naturalmente.
Porque la sabiduría de los mares, enfatiza desde el más pequeño hasta el más grande de los cetáceos, un orden que es admirable tanto por las culturas científicas y visitantes que pueden apreciar naturalmente en su estado, este mundo que tiene un orden y una disciplina para su corta vida.
Sin embargo, el ser humano, no tiene en cuenta esta cultura y sabiduría que proyecta el krill en su hogar. Y es todo lo contrario, vive en desacuerdo y la unidad no es su cultura principal. Es interesante que el mundo comprenda que las cosas pequeñas, están diseñadas para que el hombre tenga una cultura y un orden que le permita prolongar su vida.
No se trata de contemplar la naturaleza y sus bellezas, con ojos que no pueden captar lo que en realidad está sucediendo delante de nuestro lente ocular. El Creador, es claro en sus propósitos para anunciarle al hombre tanto en ese mundo de la Antártida, como en el nuestro, o sea, el de nuestro jardín, que la sabiduría, la ciencia y el intelecto, se aumentan cuando se despierta de ese sueño producido por la negligencia, que no permite que entendamos tanto el orden del krill y el respeto, por sus semejantes, que aunque pequeños, son grandes en orden y unidad.
En la cultura del krill, ninguno nada ni sobrevive independiente. Y esto es bastante atractivo porque una persona hoy en día, es difícil que surja independiente de la sociedad y tecnologías que nos están llevando lentamente a que comprendamos la cultura del krill humano.
Donde un hombre o familia independiente no llega a conocerse en el mar de la antártida humana. La sabiduría milenaria tiene el mismo principio, sus obras nos cuentan que la unidad, el amor y el respeto, no solamente por el género humano, son los principales móviles de una cultura superior.
Así que podemos ver y leer que el krill independiente no tiene garantía de vida, lo contrario, en pocos segundos o instantes, desaparece. Mientras que las familias, sus ejércitos disciplinados y ordenados, permanecen unidos como siempre ha ocurrido durante millones de años.
El mar sigue siendo un lugar donde los sabios, los biólogos marinos y naturalistas, encuentran un conocimiento necesario para la familia del krill humano pensante. Y aunque son muy pequeños tienen el sello de la grandeza de la sabiduría y cultura natural.
Los invito a visitar este video que se titula: Krill, alimento de ballenas, de una duración de: 1: 29, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=LdJjdJwZLTM
"El conocimiento del krill, nos enseñará: respeto, sabiduría, unidad y convivencia humana"
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