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A medida que transcurre el tiempo, como escritor, voy compartiendo las experiencias de mi familia y mi niñez. Sin dejar la filosofía de tener en cuenta a otros autores. En esta ocasión, quiero revelar un suceso que para mí siempre me ha servido de recreación.
El hecho se refiere, que al nacer este servidor, mi madre se enfermó de sus pezones, en sus senos, y no sabían qué hacer para alimentarme, ya que en esa época, poco se pensaba en ir al médico. Ya que los problemas de salud, como en este caso, se arreglaban de otra manera y en forma natural.
Cuando mi madre intentaba acercarme a sus pechos, no podía realmente, amamantarme, debido al fuerte dolor que le producía la inflamación de su pezón. Lo cual se convirtió en una gran dificultad, el brindarme el alimento necesario para mi desarrollo.
Ante esta situación, mi padre decidió irse a unos quince minutos, hacia el sur de la finca, llamada: el matón, y contarle a mi abuelo que el niño, no se podía alimentar con la leche materna, debido a que mi madre, no resistía que el bebé se acercara a sus pezones.
Al contarle mi papá, esto a mi abuelo, quien tenía ganado y vacas lecheras, le dijo: no se preocupe señor Carlos Trigos, que le tengo la solución, y es que se lleve esta vaca foster, que creo le producirá la suficiente leche para el niño.
Mi padre se trajo la vaca, y empezaron a tener leche para solucionar el problema de mi hambre, ya que prácticamente sólo me estaban dando era agua de panela.
Al traer la vaca y su becerro, me siguieron suministrando dos litros diarios de leche, me dice mi madre, aunque ya su cría, estaba grandecita, no daba tanta leche, pero de todas maneras cada día, daba seis litros, de los cuales, dos, eran para el niño, lo cual le sería la promesa de vida.
Haciendo remembranza de aquel título y tema de la canción creada por Alfredo Gutiérrez, que hace referencia al niño inteligente, lo cual sería en mi traducción: el niño de las gentes.
Así fui creciendo en mis primeros días, alimentado por una vaca, cuyas manchas o pintas, igualmente que las de su cría, no nos preocupaban ni a mí, ni a mis padres, porque para ellos lo más importante en esos momentos, era mi supervivencia.
Por esta razón, se tuvo que traer la vaca para que fuese mi ángel de cuatro patas. Al leer el Apocalipsis, encuentro en sus páginas que sería llevado al desierto, donde el mundo natural recurre a enviar alguien que me alimente, para así poder sobrevivir ante la enfermedad de mi madre, que no se desesperó por el hecho de que su primogénito no se pudiese alimentar con la leche de sus pechos.
Sino que vio con sabiduría, la decisión entre mi padre y mi abuelo, que una vaca me alimentase, ya que lo importante era en ese momento para la familia, que el niño se siguiera desarrollando independiente de la lactancia materna.
Cuando mi mamá me contó por primera vez, la historia, entiendo mejor cuál es el conflicto que presenta Apocalipsis con respecto a que la iglesia salió al desierto, y digamos así el desierto, abrió sus alas, figurativamente para acoger a las familias, en las cuales, podríamos decir tuvieron que vivir la misma experiencia, de mis padres, conmigo.
Luego que transcurren los días y las semanas, dejo la leche para entrar a consumir los alimentos con sal, tales como el huevo, el queso, etc., y de esta manera incursiono dice mi madre, en la comida, y mengua la cantidad de leche que al llegar a este mundo me provee la naturaleza, directamente.
La historia de Roma, cuenta que a Rómulo y Remo, los alimenta una loba. Cuando llegué allí en la literatura, pude comprender la historia de estos gemelos, y entender que tanto estos padres de la historia de Roma, así como los de este servidor, nos podemos dar la mano, ellos con los de la loba, y yo con los de la vaca.
Sencillamente hay que vivir y recordar, además tener en cuenta la historia de nuestros ancestros, para entender la sabiduría, la ciencia y la inteligencia.
Los invito a visitar este video que se titula: El buen pastor - La granja y las vacas, de una duración de: 3: 31, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=9cOBVdwaf7Y
"Entre cultura de lobos, se criaron Rómulo y Remo, y con leche vacuna, me alimentó, mi madre"
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