En el amanecer, de las ideologías Hacaritama, la ciudad y la naturaleza, empiezan en una transformación de la oscuridad a la luz. El sol va desapareciendo cada rastro, que ha quedado de unas tinieblas, que huyen hacia los puntos cardinales de la tierra.
Donde podría ubicar su mundo, y dejar de ser perseguida por unos rayos que golpean no solamente sus rastros, que a oscuras y a tientas, deja la oscuridad en este valle, que ha tenido el tiempo para albergar la noche que se había adueñado de las calles y moradores que por esta ciudad, buscan como las tinieblas, dominar a los demás y señorear.
Mientras la noche no deja que ni siquiera, las luces de la plaza principal y sus barrios, puedan ser vistos desde el norte de la ciudad, porque la oscuridad aprovecha la debilidad de las luces públicas de este Hacaritama historial.
Las leyes que vigilan la ciudad y que controlan a todos aquellos que les gusta caminar en medio de las sombras, se encuentran con un tiempo muy apropiado, para llevar a cabo su plan, en medio de las tinieblas.
Por supuesto que la noche sabe que le quedan pocas horas, para retirarse y dejar a un lado, sus aliados nocturnos. Y se fuerza por hacer que las calles y sus habitantes malignos, se apresuren para que así el hombre que vive de las tinieblas, pueda tener el tiempo adecuado, y que no falte una sombra sobre sus rostros pálidos y anémicos, que necesitan vivir de las sombras de la oscuridad humana.
Cuando la noche contempla, con sus tentáculos, llamados tinieblas, que la gente de trabajos, de empresa y los barrenderos, de esta ciudad, empieza ella a ponerse nerviosa, y cuando esto sucede, se descontrola el mundo de los que quieren ser pasados por inadvertidos, sin que la luz los contemple, empiezan a alterarse los sistemas de estos habitantes, que viven de las tinieblas y de los incautos, que no se percatan que la oscuridad, tiene su propósito, y el hombre insensato, sus necesidades.
Así que la noche ya no es joven, ya no es adolescente, ya no es adulta, ya la noche se llama madrugada, porque se ha envejecido con los mismos tiempos que se leen en el corazón del hombre, y terminan en la madrugada, mostrando su rostro de vieja, donde podemos contemplar su rostro envejecido y arrugado con sus ojos hundidos y su ropaje negro envejecido, que deja ver sus pies, ya marchitos, y sin calzado que nos dice: esta soy yo, la oscuridad, y todos mis aliados, tienen la misma enfermedad, en cada ciudad del mundo y en cada habitante de las calles de mi casa, llamada: tierra.
El sol sigue aumentando sus rayos y de pronto, la oscuridad, se desaparece, entendiendo que la oscuridad es lo que llamamos hoy: tinieblas, y mientras van desapareciendo, se va con un grito en los labios: resucitaré cuando el sol me dé la espalda y entonces seré joven, seré adulta y volveré a ser un horror y una escena como tenebrosa, para los que ven el amanecer en todas las culturas de esta tierra.
"El que cree en la oscuridad, cree en las sombras que hacen pensar al poeta y la filósofo, como en nuestro mundo real"
F P
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