Otaré, rodeado de montañas, que nos invitan a contemplar
el mundo de tu silencio, que embellece y tonifica
el espíritu de sus visitantes,
que caminan por tus calles
imprimiendo sus pasos,
que muestran el talento
y la fe de estos moradores.
No quiero olvidarme de ti,
como los amores de la juventud,
que no tienen la fragancia de la experiencia,
que puede entender el beso dulce de las mujeres,
que viven en estas montañas cuyo perfume,
se siente en el ambiente,
que nos dirige a los suaves labios,
de tus mujeres que nos dan una sonrisa,
y recibimos el aliento que nos tonifica
para seguir viviendo en este pueblo.
Otaré, tus niños y niñas, y adolescentes,
he visto en el silencio que te rodea,
como un ejército que al mismo tiempo que se prepara,
usan las armas, del conocimiento,
que está en las calles y en las montañas,
que te rodean, asesorándote con el conocimiento,
que necesita, mi pueblo.
Tu leyenda, es de sufrimiento,
y vinieron ejércitos extranjeros,
y mataron a muchos de tus hijos,
sin percatarse que las heridas que causaron,
aún han quedado viviendo en mi terruño.
¡Oh que miseria, le trajeron a mi pueblo!
los extraños, que creían que ese era el pueblo
que perecería, junto con todos sus moradores.
Pero después que transcurre el tiempo,
te has levantado por encima de tus cenizas,
y se ha visto la gloria y la felicidad de tus encantos,
como la miel y la leche que hay en tus campos.
Atrás ha quedado, una historia que no necesita,
la pluma del escritor, revelar.
Porque Otaré, tu belleza y tu serenidad,
me ha enamorado desde mi niñez,
conociéndote como a una mujer
con quien he disfrutado de la alegría,
del trabajo, de la danza.
Y Otaré, permanece en mis brazos,
para caminar con ella, y mostrarle
a otras culturas, como la amada que
no puedo olvidar, por la belleza
natural, que hay en tu ropaje.
Y en tu rostro, las huellas de un pasado
que se contempla en la altura de su rostro.
Tus pechos me amamantaron,
dándome vida y fortaleza, y tu ombligo,
del cual hemos estado todos tus hijos atados,
nos deja entender que tus piernas
y caderas, nos expresa el movimiento
de la pasión y el amor,
por nuestra tierra.
F P
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