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Se ha hablado mucho sobre la ciudad de Jerusalén, a través de la cultura de la creatividad, que tiene un árbol que da doce frutos al año, y sus hojas son: salud para las naciones. Es Navidad, y podemos apreciar en nuestro árbol que no da doce frutos, y que sus hojas no se consumen en esta histórica ciudad de los Hacaritamas.
Es un cañaguate de flor amarilla, porque hay de otros colores que también están en esta plaza de leyenda e historia. Y en cuanto al árbol de Navidad, se emiten muchos conceptos, conforme a sus intereses y no se puede ver realmente una tradición milenaria, donde el árbol es el centro de atracción para la familia y amigos, que visitan nuestro hogar, vecindario y ciudad.
En este caso, la naturaleza no discute con ningún ser humano, porque ella es libre. Y la libertad procede conforme a los principios de la cultura y filosofía natural. El cañaguate en la plaza 29 de mayo de la ciudad de Ocaña, está anunciando unos días antes o tal vez semanas, que la Navidad ha llegado.
Y lo más interesante de este árbol, en estos asuntos es su color tan hermoso. Un amarillo muy atractivo tanto para propios como turistas, y aún los que no aceptan el árbol o las decoraciones en Navidad, sin percatarse llevan su selfie del árbol como un fruto para la visión y la psicología de cada familia.
Así de esta manera la naturaleza y el árbol de cañaguate, silenciosamente ha entrado en todas las mentes de esta ciudad de los Caro, en cultura, ciencia, teatro, arte y sociabilidad, entre otras. Y los visitantes de otras partes del mundo, también llevan el fruto virtual y lo comparten de esta manera con el mundo.
Así podríamos decir con tranquilidad que el árbol de Navidad, no fue el hombre quien lo inventó, fue el Creador, quien colocó en la naturaleza para cada tiempo, algo exquisito para la visión del género humano que busca vivir cada día o en cada época, un cambio importante para la familia y la sociedad global.
Es fantástico realmente poder contemplar hace unas semanas este árbol florecido, y a las aves de la plaza reposando y recibiendo su perfume o su esencia natural. Esto nos enseña que la misma naturaleza, está celebrando, es decir está disfrutando, está en armonía, y experimentando y beneficiándose en la temporada del árbol de cañaguate Hacaritama.
Así que todo ser humano tiene derecho a un árbol, de lógico que sea bajo la cultura de la conservación, que no se destruya el medio ambiente, ya que estas aves de la plaza no perjudican ni las flores, ni ninguna estructura o parte del árbol.
He observado durante algunos años este suceso de Navidad, que nos ilustra el cañaguate y las aves, la ciudadanía, los extranjeros, para poder entender que una Navidad bajo los principios que nos están enseñando el cañaguate y estas aves que lo rodean, es inspirativo y muy novedoso para todas las naciones, donde se vive la Navidad sin contradicción y con mucho respeto por las luces y los pesebres que ilustran nuestro mundo y embellecen el motivo de nuestro pensamiento.
Los invito a visitar este video que se titula: LA NAVIDAD HACARITAMA, de una duración de: 5: 32, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=M7CeRT5h0tI&list=PLzD4cflvP5uPlPCM3D0Ac5U9RodCLmqwG&index=42&t=78s
"El símbolo milenario en nuestra Navidad, el cañaguate amarillo"
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