Hay una especie de planta silvestre, aquí en el Nuevo Mundo, que me ha llamado la atención, por sus comportamientos, ya que cuando produce los delgados tallos para albergar en ellos, los botones de lo que posteriormente serán sus flores; desde que se concibe, digamos la flor, permanece inclinada hacia la tierra.
Y no hay nada que la haga cambiar de posición. Las inclinaciones del ser humano, desde que nace es la de mirar hacia abajo y mantenerse distraído como la flor, contemplando los sucesos hacia su alrededor y hacia abajo.
Tanto en el ser humano como en la flor, es una gran ventaja que miren la tierra, porque ella es la que nos provee de todo lo necesario para llegar a florecer en el mundo de la sabiduría, pero antes se debe dedicar el tiempo a conocer los mares y a investigar dentro de sus aguas, el gran contenido de riqueza marina, y así aprender de la observación natural del planeta tierra.
Para luego enderezar la cabeza, para mirar las otras alternativas de inteligencia que ha puesto Dios, en la astronomía. Para enderezar los pensamientos, es decir para equilibrar la idea.
La flor toma una posición desde que nace, digamos, y esto me llamó la atención, y permanece totalmente doblada hacia abajo, sólo se endereza para recibir lentamente, los rayos del sol que la van enderezando en pocos instantes, como por arte de magia, y queda al cabo de un corto tiempo, como si nunca hubiese vivido torcida.
Esta flor nos está enseñando dos lecciones:
- Hay que explorar nuestro mundo que es lo básico en nuestra vida
- Enderezarnos para contemplar la vía láctea y su número infinito de millones de estrellas, que están puestas para darnos conocimiento y luz; y entonces nuestros errores del pasado, se quedarán en la sombra de nuestra torcedura humana.
La flor silvestre del Nuevo Mundo no nos exige sacrificio en esta vida. Esta planta de por sí misma se debe enderezar para mostrar su fruto, su belleza, su hermosura.
Y diríamos que la botánica nos enseña que no necesita intermediarios, sólo el sol le da la capacidad de enderezarse.
El mundo necesita no la intervención externa de agentes que pretenden ayudarlo a enderezar este jardín torcido de seres humanos, dejemos que el sol de la sabiduría los vaya enderezando poco a poco hasta lograr que la torcedura en cada uno de ellos, sea totalmente vertical.
"Luz y ciencia, hay en los ojos del sabio, dice el Altísimo, más el insensato, anda en la oscuridad cultural"
No hay comentarios:
Publicar un comentario