En el Museo de Arte Antón García de Bonilla, de la ciudad de Ocaña, contemplo un cuadro donde el pintor ERNESTO ÁLVAREZ MANZANO, describe con su arte, un paisaje en el desierto, que nos hace recordar, aquellos momentos tan trágicos, cuando las carrozas del ejército norteamericano, se trasladan con sus caballos y carretas.
Situación que el pintor hace ver más clara y nítida, por la fortaleza de esas carretas que se muestran decididas a lograr un objetivo, donde sus caballos quedan detenidos entre una nube de polvo, dándonos a entender que el pintor tiene entre otras cosas, estos elementos, muy claros y definidos, en su arte natural.
Tres jinetes van al frente de la caravana, y parece que van muy preocupados, hacia el oriente el sol en ese amanecer, transforma el paisaje, dándole luz a los rostros que cabalgan en busca de que la justicia se cumpla en la imaginación en el escenario que deja ver el autor.
La naturaleza, aunque ha quedado en un solo color, se muestra con algunos árboles y follajes, que sienten el ruido estremecedor de estas carretas y jinetes que pareciera hacer despertar el mundo, que va definiendo el pintor, y que va surgiendo con una lentitud que produce en esta sala de arte, la auténtica apariencia de un desierto que continúa reproduciéndose en esta sala de arte.
Permitiéndole al artista, el espacio para atraer a través de la imaginación, esa escena clásica que el pintor ha querido plasmar, y que en el silencio e inteligencia del artista, parece que el cuadro estuviese en pleno movimiento.
El ser humano, necesita que los artistas reproduzcan el mundo, y nos dejen lo más hermoso del pintor, que son sus obras que nos hablan de su vida y de su vecindario.
Hoy por hoy, el artista que comienza, necesita estímulo para seguir sumergiéndose en el mundo de las imágenes, donde se comienza con borradores muy sencillos y descomplicados, hasta lograr el clímax de ese conocimiento, para llegar a dejar ver su cultura reflejada y su conocimiento que muestra la ciencia del arte.
En esta sala de arte Antón García de Bonilla, podemos disfrutar de las exposiciones y de ese mundo fantástico por donde los pintores nos llevan a su mundo real. Yo sigo observando el desierto, las carretas y los caballos con sus jinetes que me siguen hablando del mundo del arte.
Y puedo entender el esfuerzo y la disciplina que se requiere no solamente de parte del artista, también puedo ver la de sus amigos y aliados, que juegan un papel muy importante, para lograr esta producción, y para que hoy esté a disposición en una de nuestras principales salas de arte en nuestra ciudad de Ocaña.
Y que el intérprete natural, de nuestra cultura, haya traído una de las escenas tan clásicas del cine americano, para llevar la mente de los amadores del arte, a ese mundo sorprendente y palpable de la imaginación natural.
Estando contemplando la exposición de arte de este pintor Ocañero, me inspiré y puedo describir un cuadro a lo natural, basado en su obra. El arte no solamente es fascinante, sino que es un fuego que se transmite a través de la obra que el artista, ha dejado en un fuego lento, para que los intérpretes, enciendan con sus chispas, la imaginación y cultura del jardín que ama la sabiduría y la ciencia de las diversas artes.
"El arte nos lleva a la ciencia, y el conocimiento a la grandeza de la imaginación"
F P