El amanecer en la ciudad de Ocaña, Norte de Santander, es todo como si fuese una pausa, que se puede sentir con las lluvias que han caído, no solamente en nuestra región, sino también en el país. Son muchos los damnificados por estos aguaceros que han provocado las inundaciones.
La naturaleza nos sigue sorprendiendo debido a que el tiempo toma por sorpresa, al que no está informado sobre los acontecimientos que el IDEAM predice y que aún, la mayoría de seres humanos, no cree en esta realidad.
La naturaleza se ha recuperado de los años de poco invierno, y las aguas han vuelto a su estado normal, en los niveles de los cauces de los ríos.
Un clima saludable y fresco es lo que ofrece nuestro país a quienes nos visitan, y una naturaleza satisfecha por el canto de las aves, es lo que podemos leer en este mundo, donde la belleza se va expresando y combinando para hacernos sentir ese cantar vivo que repica en nuestros oídos, con las notas, que nunca el hombre dejará de oír, teniendo capacidades que le permitan escuchar el coro de las aves y de todo ser vivo que componen esta sinfonía universal.
El hombre que ama la naturaleza, será de ella, el guarda al cual ella misma instruye, educa y alimenta, para que él interceda ante el mundo que tiene sed, ante el mundo que tiene hambre, y que tiene necesidad de escuchar para poder amar, porque la humanidad que no oye, que no siente hambre, ni sed del conocimiento, está muerto, debido a que se ha debilitado y no tiene las fuerzas y el entendimiento para superar su alma, cual guerrero al cual se le acaban sus fuerzas y sus provisiones, así es la vida del hombre que no se percata de la naturaleza.
Y no se da cuenta de que está en su sombra, y que sin ésta, morirá en el desierto de la cultura humana, donde se le acaban las provisiones cada día, y no se percata de que en ese desierto, hay es una salida, hay es una cultura, hay es una sabiduría, hay es un raciocinio, hay es una esperanza, hay es un camino, hay es una alianza y hay es un destino que el hombre o la mujer deben construir desde el núcleo familiar del jardín.
Para que la sombra de la naturaleza, permanezca alimentando al hombre y la mujer que no sólo creen en el día de hoy, y que sus vidas no han sido formadas o educadas para vivir hasta que tengan la provisión del conocimiento, que debe poseer el género humano.
Nuestras almas deben estar sincronizadas en el mundo del cuidado del jardín y velar para que éste sea una sombra para todo ser viviente, y que ésta sombra, lleve la garantía de sus miles de formas, colores y diseños, que nos enfatizan que no solamente, es una sombra común, sino que también es un conocimiento que nos permite obtener de ella, la provisión para todo ser humano en la tierra.
Estamos comprometidos con este jardín, a cumplir a cabo con nuestras responsabilidades, y vivir en armonía si es posible con todos los países que componen nuestro jardín global. El respeto a la creación es algo que se verá en la familia de la tierra y en sus instituciones, cuando nuestra sabiduría se incline de una forma equilibrada a todos los estamentos de nuestro jardín natural.
"La naturaleza hará que el hombre sea más creativo, y su ciencia, más aceptada en el mundo del conocimiento"
F P
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