domingo, 31 de marzo de 2019

LA YEGUA COLORADA


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Uno de los cantantes populares de la música mexicana, que se inclina más a interpretar la letra e historia sobre los caballos, es el famoso Antonio Aguilar.   En mi adolescencia, prácticamente yo escuchaba algunas canciones que quedaron grabadas en mi memoria, y en especial, la que hoy tomo como referencia, para este blog.

En aquel entonces, vivíamos abajo de Aguachica, y para subir al campo, donde estábamos ubicados, había que quedarse aproximadamente a un kilómetro de Besote, vía hacia el mar.  En ese entonces, estaba apenas conociéndose en el mercado, las primeras radiolas de batería.

Y también la radio que teníamos en casa, para escuchar la emisora cuya señal, podíamos acceder a través de un pequeño radio.  En esta canción, se habla o nos narra el poeta, un negocio.  Y como todos los días en el mundo del campo y la naturaleza, se están produciendo crías, que son apetecibles para los comerciantes de estos equinos, el autor nos deja ver muy claro, que el negocio era que le diera $1.500, por la yegua colorada, y el potro se lo obsequiaría.

Estas son situaciones, como ya dijimos antes muy clásicas de nuestro mundo y vivencias.  Ahora poco, escuché nuevamente la canción, y me puse a pensar primero el contarles parte del relato de esta canción, de cuando la escucho, en qué lugar y en el jardín natural que nos rodeaba.

Pero también puedo decir que en esas fincas donde estábamos, no tenían caballos, eran puros asnos y asnas.  Creo que algunos más abajo, si poseían caballos, que era el señor Ricardo Blanco.  Cuando uno piensa en el pasado, fortalece la plataforma del pensamiento, y todos sus sistemas de alimentación, se informan y se puede transmitir con más potencia y más superioridad.

Este negocio que hace famoso a Antonio Aguilar, y su cultura, es sólo porque él comenta que regala el potro.  Aquí en nuestra cultura musical vallenata, Beto Zabaleta y Beto Villa, conocido como los Betos, nos dicen algo muy similar, al manifestarnos: "que él regala sus canciones, todas ellas por montones."

Estos intérpretes hacen obsequios con el principio de multiplicar.  En esto, Antonio Aguilar, está dejando la semilla del potro en donde debe quedar, en donde tiene todo para poder llegar a ser un caballo, que tenga su alimento y el cuidado del hombre del campo, que sabe y conoce la crianza del potrillo.

Las canciones tienen mucho que enseñarnos, y esta vez he querido filosofar sobre ésta que tiene un sentido muy común y favorece a la naturaleza y al hombre.  Tal vez la yegua se la llevó, pero la descendencia continúa reproduciéndose, para producir economías y más canciones sobre caballos.

A la verdad es que estas canciones tienen un valor sentimental, pero también tienen un valor natural, que nos transporta al mundo real.  Los amores, son como un cigarrillo encendido, que consume el fuego y sólo queda la colilla del recuerdo.

Más la filosofía y las vivencias del caballo y de la yegua colorada, junto con el potro, están de moda, porque son parte de nuestra alma, de nuestro afecto, de nuestra economía, de nuestra sociabilidad, indispensables para vivir esas apasionantes carreras, y esas películas que son toda una inspiración y una elegancia que se aprecia tanto en el jinete con su vestidura como el mismo caballo, en la carrera, por darle al hombre, la ganancia, la satisfacción y el honor, que ellos saben también que vale la pena vivir en este mundo, con el hombre.

Los invito a visitar este video que se titula: Antonio Aguilar, La Yegua Colorada, de una duración de: 4: 13, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=pzy-g2JuhY8

"Negocio, economía y ciencia, se hacen con el caballo, más el entendido, aprenderá de su sabiduría"

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