domingo, 8 de marzo de 2020

APORTANDO ECONOMÍAS



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Minimizando un poco acerca de los días de mi niñez, volvemos a narrar lo que era el trabajo y el estudio, ya que todos dos me eran interesantes y me daban satisfacción, placer y felicidad.  En ningún momento hacia estas labores de mala fe o con resentimiento porque debía cumplir con mis deberes como niño, y ayudar a la casa con algún dividendo.

Recuerdo que las primeras cargas de leña que vendí cortadas por mi padre, fueron a veinte pesos.  Mínimo en la semana había que vender, tres o cuatro cargas de leña.  Y algunas veces entre los compradores de ella, en Otaré, estaba Regulo Antonio Meneses.

Quien necesitaba para cocinar los alimentos y otros usos que se le daba a la leña, con el fin de preparar algunos productos.  Esta familia nos fue de gran ayuda.  Generalmente se le traía la leña a esta familia, en la tarde.

Y en la mañana, asistía a las clases en la escuela de la vereda El Silencio.  A la verdad es que en esta edad, yo no podía cargar el asno.  Mi papá era quien lo hacía.  Luego de que con un bejuco armaba el rollo de leña.

Entonces procedíamos a cargar los asnos que eran de José Domingo, y que algunas veces yo traía nada más que dos o tres, según lo que mi papá dijera.  Esto prácticamente representaba la economía de nuestro hogar.

Y mi papá no tenía que ir a jornalear, y a mí me encantaba estar al lado de mi padre, aunque de pronto el vecindario o los amigos de mi papá, no le vieran a mi papá los valores y virtudes que poseía.

Para mí el encanto estaba en lograr que hubiese la oportunidad de poder estar a su lado, para escuchar sus conversaciones.  Y este trabajo en la tarde, se prestaba mucho para charlar, no tanto de proyectos, porque en aquel entonces no se hablaba mucho de esta filosofía.

Sin embargo, en la práctica me estaba educando, no sólo para que fuera un pensador, sino para que tuviera la capacidad de sobrevivir tanto en el campo como en la ciudad.  Yo sentía tanto la naturaleza que me rodeaba y la manera descomplicada de vivir esas temporadas que prácticamente me sentía parte de ella.

Para ese tiempo yo tenía acceso a la televisión donde la familia Quintero Arengas, y esto me permitía ir conociendo más otros mundos y otros perfiles de la cultura natural.  Al mismo tiempo el cine, con los muchachos Quintero.

Así que la moneda de veinte pesos, fue un guiador a diversos trabajos en el campo, pero hoy quise compartir esta experiencia e incluso con la imagen de la moneda de ese entonces, que no era nada fácil para mí, o para mi familia, poseer los ochenta o cien pesos, con las cinco monedas que apreciábamos tanto, porque eran para el sustento de nuestra canasta familiar.

Les comparto otra experiencia muy similar, de otro jovencito que también se desenvuelve tanto en el trabajo de campo, en específico en la venta de leña, y los asuntos de la educación.  Y contemplaremos a través del cine, la realidad de este muchacho juicioso, responsable y emprendedor. Bienvenidos.  

Los invito a visitar este video que se titula. Leonidas el niño que vende leña para superarse, de una duración de: 3: 28, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=mT9gSA-t3-c

"Fortaleza hay en el niño inteligente, y sabiduría en el que provee para su hogar"

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