El Apocalipsis, es un libro muy interesante, por sus imágenes o figuras que usa el escritor. Sin embargo, se hace un poco complicado, por esta razón.
He escrito tres libros sobre Apocalipsis, y me he dado cuenta finalmente, que la complicación estriba en si la mente que va a interpretar el libro, es religiosa.
Sin embargo, debemos tener en cuenta lo que significa Apocalipsis: revelación. Es decir en español: declarado o personificado.
El mundo de Apocalipsis es el mismo mundo en el que hemos vivido durante miles de años. Y el género humano ha cambiado o se ha civilizado un poco, solamente, porque la mayoría de seres humanos en el planeta, están digamos así, domesticados con el Apocalipsis y no pueden pensar ni pueden interpretar.
Apocalipsis, necesita interpretación en cada renglón y en cada texto. Una interpretación científica que conozca el libro completo y pueda relacionar el antiguo testamento con el Apocalipsis. Y yo diría con mucho respeto, que Apocalipsis se refiere más a la ignorancia del hombre, a la mala interpretación, a unos ángeles que son simbólicos, que en el mundo real no se han visto; a excepción del hombre que es el que representa a esos ángeles.
Pero también estos ángeles, son positivos y negativos, como el polo sur y el polo norte. Digamos que los ángeles malos, son los seres humanos que están destruyendo la tierra, y no tienen principalmente cultura, son personas que aunque han ido a las Universidades, en ellos no hay vestigio alguno de amor por la vida, por las investigaciones de éxito en el planeta.
Y los ángeles buenos, son los hombres que entienden este conflicto cósmico, y que tienen la facultad de interpretar el libro. Y no solamente los libros de la literatura bíblica, sino que también su conocimiento se extiende a otros ramos de las ciencias.
Apocalipsis presenta una batalla angelical. Resulta que esa batalla es la que estamos viviendo y hemos vivido a través de miles de años. Desconocer esta realidad es ser un ángel malo, o ser como dijo el Científico Jesús: un mal árbol. Lo cual relaciona Él con la gente de Jerusalén en sus plazas, donde les explicaba el sentido de una biología que trasciende hasta nuestros días.
Atte. El hombre del Apocalipsis
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