Entre las plantas del campo, hay una similar a la achicoria, de la cual produje un video, e hice también un escrito. Hoy vuelvo a escribir, porque he hallado otra cosa interesante, y es que el invierno hace que su flor, que parece un pequeño blanco, se esparza llevada por el viento, lejos de su lugar de origen.
A esta flor la descompone el invierno, destruyendo totalmente lo que hizo el sol. Podríamos decir que la labor del sol, quien la ha enderezado, ha sido vana.
La naturaleza construye y destruye a la vez. Es algo que tenemos que analizar y que tenemos que aprender a aceptar en el mundo de la cultura humana.
La fotosíntesis trabajó arduamente para enderezar esta planta, y calentar un globo para que se pudiese abrir y exponer ante el mundo que la rodea, su belleza natural. Este es un fenómeno en la naturaleza que sucede con todos los seres vivos y aún con lo inerte.
Así mismo pasa con el género humano. La misma tierra que alimentó, educó y le dio inteligencia al hombre, esa misma, se encargará de recibirlo en sus entrañas, para que se transforme en abono o en cenizas que la vuelvan a nutrir.
Esta flor en tiempo de invierno trata de resistir a la lluvia, pero es en vano, porque su sistema natural, no está diseñado para la potencia de la lluvia. El destino de esta flor silvestre es perder su globo por el invierno y secarse, aunque abunden las aguas.
Las aguas de la sabiduría natural, abundan en el mundo del hombre, sin embargo no hacen efecto, en el globo del pensamiento del género humano. La botánica sigue siendo una ciencia disponible, entre otras, para llevar al hombre a pensar y darle un espíritu dedicado al conocimiento de la paz, de la tranquilidad y la seguridad que muestra el cosmos.
"He puesto la ciencia, en las plantas del campo, dice la sabiduría, y la botánica, para la investigación del cosmos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario