El mundo de los guacamayos, es un mundo de vivos colores, que se entretejen en sus vestiduras fantásticas. Cuando los descubridores de estas aves, las vieron por primera vez, observaron un vislumbre de lo que es el paraíso del guacamayo.
Estos guacamayos viven en grandes bandadas, en las zonas tropicales. De allí que su mundo es bastante boscoso, además conviven con la misma pareja, durante toda su vida. Hacen sus nidos cerca del río y vive en un mundo sabio.
Sus hijos viven con ellos, hasta los tres años de edad, sin embargo, son libres, desde el día en que vuelan. El guacamayo, se alimenta de semillas, frutas y otros alimentos que sujetan con las garras y lo muerden con su pico grande y curvo, con el que pueden partir hasta la dura cáscara de un fruto seco.
Luego de comer, se juntan en los acantilados y en las orillas de los ríos, para mordisquear algo de arcilla, la cual les ayuda a neutralizar las toxinas de los alimentos, además de que obtienen de ella, otros nutrientes.
A pesar de que la dieta de estos guacamayos, es vegetal, tienen esta interesante característica, que es la de desintoxicar su organismo con la arcilla que tienen a su alcance en la naturaleza.
Estos animales nos están enseñando un estilo de vida, muy interesante, una forma de vivir con buena salud, con buen color para resaltar el mundo en que viven. Así podemos ver que el paraíso tiene color, en estas zonas tropicales.
El hombre necesita darse tiempo para conocer el paraíso de los guacamayos, sus costumbres, su sabiduría y sus graznidos sonoros que inundan de gracia y algazara musical, su entorno natural.
La ornitología nos está enseñando este mundo de vivos colores y graznidos, que el cielo registra en cada vuelo que el guacamayo, despliega en toda la intensidad, mostrando la hermosura de su colorido.
Cuando los estudiantes de la tierra, se percaten de este mundo paradisíaco del guacamayo, entonces habrá una resurrección en el pensamiento de cada hombre, que observa el colorido mundo de estas aves del trópico.
Los niños deben participar del conocimiento que tiene la madre naturaleza, y entonces serán más suaves, más tiernos, más frescos sus labios y sus ojos más interesados en este mundo, capacitado para instruir tanto a los padres, a los niños, a los adolescentes, a los adultos y a los ancianos.
"Color y belleza he puesto, dice la sabiduría, en el guacamayo del trópico, y en sus graznidos, la música de un cielo de colores vivos"
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