En este santuario, se ha celebrado una cena, con las cabezas principales de esta región, que son veinticuatro, en esta metáfora, con doce mujeres en diversos ramos de cultura y doce hombres que representan la gloria y la esencia de nuestro santuario.
La principal Filosofía de esta reunión, es que entendamos que este templo, donde adoraron las primeras generaciones de aborígenes, se está constituyendo, en uno de los santuarios naturales, que no solamente permite que la cultura científica, visite este lugar que a la vista descuidada y sin conocimiento, le es de poca importancia.
Sin embargo, estos veinticuatro adoradores de las bellezas y encanto que posee nuestro santuario, se han dado cuenta del valor que posee el mundo occidental.
Una mujer de entre las doce, pregunta: ¿si cree usted que tendremos paz? Yo le contesté: sí, porque la paz se alimenta no solamente con el buen trato en el hogar y con la gente del vecindario, sino que como tú puedes entender, este santuario, tiene cuadros que nos muestran que conocer la naturaleza, es una garantía para todos los del conflicto armado en el cosmos, y que piensan retirarse no sólo de las armas, porque vuestra psíquica está alterada, debido a la inseguridad mental.
Y esto no permite que el ser humano, tenga tranquilidad, y entonces la zozobra merodea en el cerebro que no ha sido sincronizado por la ciencia y el conocimiento.
Al escuchar esto los presentes en la reunión, dijeron que qué interesante es hacer parte de esta cultura de santuarios naturales, en el cosmos.
Yo les dije: si no cuidamos nuestro patrimonio natural, estamos perdiendo no sólo la naturaleza, sino que perdemos también la heredad para nuestros hijos, y entonces la tierra, no tendrá sentido, y la gente no encontrará la frescura natural y este clima del jardín del que estamos disfrutando hoy, en su santuario.
Uno de los doce hombres dijo: háblenos un poco acerca de qué es la adoración. Yo respondí: la adoración no es un ritual, en el cual, las personas, adoran algo o a alguien, sin saber qué es en sí lo que están adorando.
El mundo está lleno de adoradores, pero si le hacemos un examen concerniente a lo que ellos adoran, nos van a contestar que no saben.
Adorar en sí, es conocer y mantenerse conectado con el mundo del conocimiento, que es el que nos lleva no solamente a vivir, sino a sentir y expresar admiración y respeto por el género humano, y la naturaleza, que nos llama en su lengua natural, para explicarnos cómo el hombre se debe capacitar para entender el lenguaje de la adoración, que incluye la razón y la sabiduría que procede del Creador.
La naturaleza, con sus diversas ciencias, es algo de lo que el hombre debe percatarse, porque cada red del jardín en ciencias, nos permiten razonar y mejorar el trato con la humanidad, que pide a gritos, un consejo que venga del templo natural, donde son tan interesantes y necesarias, para el desarrollo de las culturas y tecnologías, que nos están permitiendo transmitir, la cultura de los veinticuatro naturalistas en el templo del Catatumbo.
Queremos felicitar a estos representantes del jardín, y a todas las personas en el mundo que buscan cómo entender al ser humano, y cómo entender una adoración natural y científica; que es no solamente la que el hombre debe ofrecer, a la humanidad, que carece de valores y que está fuera del templo del conocimiento filosófico y natural de nuestra cultura del Nuevo Mundo.
"Ciencia y adoración enseña la tierra, más Dios, pide un cosmos inteligente"
F P
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