El nacimiento de un racimo de plátano, es algo muy estimulante, en el diario vivir de nuestro jardín. La mayoría de los seres humanos, en nuestra cultura, no se fijan en este suceso, donde realmente se puede lograr la vivencia, es cuando los cultivos son atendidos con aprecio y valor.
Cuando no apreciamos el cultivo, y sólo lo hacemos por intereses económicos, la tierra nos da miserablemente el fruto, pero cuando el hombre, valora la naturaleza, que es la autora de sus conocimientos, entonces se produce algo así como un casamiento.
Donde se tiene cuidado de las plantas que posee el campo, y de las que se están renovando, para que el producto no falte y se mantenga una estrecha relación, entre el cultivo, según fuere el corazón del sembrador.
No se trata de sembrar o de tirar las semillas sobre pedregales y sobre espinos, donde se ahoga esta semilla por la falta de humedad y asistimiento. Cosa que es indispensable que el hombre entienda que no puede recoger, donde no ha sembrado, ni puede regalar, lo que no tiene, ni suplir las necesidades de pan a sus semejantes, si no ha sembrado.
He estado en el campo, conviviendo con la naturaleza, y observando algunos sucesos cotidianos, que me detengo a analizar. Por ejemplo, entre las matas que tenemos en nuestra parcela, ha nacido un racimo de plátano, que es significativo y que reporta tranquilidad en el aspecto de alimento para nuestra mesa, donde este bastimento, es uno de los más importantes o común de conseguir en nuestro territorio.
El racimo se observa muy bien, pero quiero destacar la protección que trae este racimo. Y es que la tora, se encarga principalmente de proteger los plátanos, que trae el vástago a este mundo. Es maravilloso poder observar este proceso día a día, momento a momento, y darnos cuenta que la mata de plátano, trae su racimo, con responsabilidad.
En ningún momento, la naturaleza va a traer al hombre, un alimento que no esté protegido hasta su tiempo. Luego el racimo quedará sin esa protección, que es algo así como los pañales, que se le colocan al bebé.
Y el tiempo pasa y ya el vástago, y la tora, no tienen que utilizar más pañales de protección. Pero durante estos días vendrán a visitarlo, las aves del cielo y los insectos, generalmente para ser alimentados, porque la ley en la naturaleza, es dar, es entregar entre sus flores ese néctar y polen que ofrece este racimo, en sus primeros días de vida, en el jardín.
Él seguirá dependiendo de la mata de plátano y de la vigilancia, de la mano del hombre que debe no solamente creer que es alimento y que mitiga las hambrunas de la familia de la tierra. Si no creer que en cada suceso, la naturaleza está ofreciendo: ciencia, conocimiento y alimento para su propio jardín.
Hace tres días que el racimo ha llegado a nuestro mundo, y yo he estado observando cómo este racimo trae una protección, que me inspira para escribirle al mundo, acerca de la sabiduría natural, que enfatiza la responsabilidad.
Prácticamente este racimo es una carta leída, no sólo por este servidor, en el globo terráqueo, sino por los intelectuales y el hombre que está comenzando a tener un fundamento en sus neuronas que deben percatarse que la naturaleza, es responsable.
Cuando no apreciamos el cultivo, y sólo lo hacemos por intereses económicos, la tierra nos da miserablemente el fruto, pero cuando el hombre, valora la naturaleza, que es la autora de sus conocimientos, entonces se produce algo así como un casamiento.
Donde se tiene cuidado de las plantas que posee el campo, y de las que se están renovando, para que el producto no falte y se mantenga una estrecha relación, entre el cultivo, según fuere el corazón del sembrador.
No se trata de sembrar o de tirar las semillas sobre pedregales y sobre espinos, donde se ahoga esta semilla por la falta de humedad y asistimiento. Cosa que es indispensable que el hombre entienda que no puede recoger, donde no ha sembrado, ni puede regalar, lo que no tiene, ni suplir las necesidades de pan a sus semejantes, si no ha sembrado.
He estado en el campo, conviviendo con la naturaleza, y observando algunos sucesos cotidianos, que me detengo a analizar. Por ejemplo, entre las matas que tenemos en nuestra parcela, ha nacido un racimo de plátano, que es significativo y que reporta tranquilidad en el aspecto de alimento para nuestra mesa, donde este bastimento, es uno de los más importantes o común de conseguir en nuestro territorio.
El racimo se observa muy bien, pero quiero destacar la protección que trae este racimo. Y es que la tora, se encarga principalmente de proteger los plátanos, que trae el vástago a este mundo. Es maravilloso poder observar este proceso día a día, momento a momento, y darnos cuenta que la mata de plátano, trae su racimo, con responsabilidad.
En ningún momento, la naturaleza va a traer al hombre, un alimento que no esté protegido hasta su tiempo. Luego el racimo quedará sin esa protección, que es algo así como los pañales, que se le colocan al bebé.
Y el tiempo pasa y ya el vástago, y la tora, no tienen que utilizar más pañales de protección. Pero durante estos días vendrán a visitarlo, las aves del cielo y los insectos, generalmente para ser alimentados, porque la ley en la naturaleza, es dar, es entregar entre sus flores ese néctar y polen que ofrece este racimo, en sus primeros días de vida, en el jardín.
Él seguirá dependiendo de la mata de plátano y de la vigilancia, de la mano del hombre que debe no solamente creer que es alimento y que mitiga las hambrunas de la familia de la tierra. Si no creer que en cada suceso, la naturaleza está ofreciendo: ciencia, conocimiento y alimento para su propio jardín.
Hace tres días que el racimo ha llegado a nuestro mundo, y yo he estado observando cómo este racimo trae una protección, que me inspira para escribirle al mundo, acerca de la sabiduría natural, que enfatiza la responsabilidad.
Prácticamente este racimo es una carta leída, no sólo por este servidor, en el globo terráqueo, sino por los intelectuales y el hombre que está comenzando a tener un fundamento en sus neuronas que deben percatarse que la naturaleza, es responsable.
Y cuyo fundamento en sus neuronas lo ha puesto el Creador, para que insectos humanos de toda la tierra, y las aves humanas pensantes del cielo, puedan alimentarse de dos maneras principales: la sabiduría y el conocimiento.
Luego será pan, y comeremos y beberemos, porque esta naturaleza no solamente nos mantiene, sino que también nos protege, y el mismo suceso biológico en el racimo, debe ser en el ser humano, al nacer, cuando los medios científicos de la tierra, ya están listos y calculados para el nacimiento del hombre de hoy.
Luego será pan, y comeremos y beberemos, porque esta naturaleza no solamente nos mantiene, sino que también nos protege, y el mismo suceso biológico en el racimo, debe ser en el ser humano, al nacer, cuando los medios científicos de la tierra, ya están listos y calculados para el nacimiento del hombre de hoy.
"La naturaleza es vida, protección, cultura y sabiduría"
F P C