En la historia de la literatura, música y poesía, hallamos un clásico muy interesante en la persona de Rabindranath Tagore, quien aparte de haber concurrido de manera irregular y durante períodos muy breves a dos o tres escuelas de las que conservó un recuerdo sumamente desagradable, el joven estudió en casa, con maestros particulares. Pero ya desde niño leyó mucho por su propia cuenta, especialmente a los clásicos de la literatura medieval bengalí y sánscrita, sin preocuparse demasiado cuando no lograba entender todo.
El sonido de las palabras y la cadencia del metro, combinados con lo que podía adivinar del significado de las palabras sánscritas, a partir de un conocimiento bastante cabal del bengalí, evocaban en su mente imágenes de admirable belleza.
La fortaleza de este personaje en asuntos de estudio, fue la investigación de las letras por su propia cuenta, lo que nos indica que el hombre inteligente que quiere entrar no solamente en el mundo de la literatura y de la poesía, debe entender que estos asuntos son alternativa del estudiante.
No le fue bien en la escuela, pero esto no provocó en él, un rechazo rotundo al conocimiento. Esto sucede con frecuencia con los hombres inteligentes, pero ya desde niño venía en él, el espíritu de un lector que lo lleva no solamente al mundo literario, sino que su poesía es recibida en el mundo musical con gran aprecio y admiración. Y con un espíritu de valoración.
Me parece muy interesante compartir un renglón de la historia de este personaje que desde su niñez, adquirió un buen hábito, porque esto nos deja ver que entre los buenos hábitos de la familia, debe estar centrada la lectura, que es la que alimenta todas las potencias del alma y unifica el mundo que necesita una interpretación que nos lleve a entender no solamente desde el punto de vista literario, sino también desde el punto de vista de la familia y la naturaleza de este hindue inteligente.
Así que este estudiante entra a leer los clásicos de la literatura universal. Llamativo este informe y muy interesante, para los que amamos como Rabindranath Tagore, su alma, que se abre como una flor para dejar que el rocío del conocimiento de los clásicos de la literatura universal, caigan, y los pétalos de su inteligencia puedan dar el fruto de su poesía, cuya fragancia es la esencia pura de su alma literaria.
El medio ambiente de ese jardín humano viviente, transmite su aroma no sólo a su propia cultura, sino que se esparce por la tierra, donde la humanidad quiere un poco de esa fragancia y de ese perfume que la poesía lleva en sus letras, y que atrae con su gramática.
Este niño nos cuenta en un renglón, que las culturas del jardín deben saborear, deben seguir e intentando en el asunto de los sonidos, porque realmente este servidor tampoco podía precisamente con los sonidos de las letras.
En mi primera experiencia con las letras en el colegio de El Silencio, en Otaré, en ningún momento pude entender las combinaciones de estos sonidos. Sin embargo, pasa el tiempo y a los 23 años de edad, volví a la literatura, y entonces lo hice porque se despierta en mí, la idea de conocer la filosofía hebrea.
Y hoy estoy en este mundo, no solamente de la literatura, la poesía, la filosofía y la ciencia, sino que todo lo que merita ser publicado, y que tenga que ver con el conocimiento y el desarrollo del hombre, he estado trabajando con mi esposa, para contarle a estos mundos de diversas inteligencias y ciencias, que el conocimiento literario es uno de los pilares principales para la familia del jardín, que se proyecta hacia los diversos sonidos y formas que tienen estas culturas que comienza con la literatura, la poesía y la sociabilidad.
Este literato en su niñez tomó los libros con tranquilidad y seguramente tenía sus momentos de comunión con los libros y la naturaleza, dejándonos una huella muy valiosa y sonora, porque su poesía fue publicada y traducida a otros idiomas, permitiéndole obtener el premio Nobel en literatura en el año 1913.
Su experiencia o testimonio, es una inspiración para las culturas y civilizaciones de nuestro jardín global, que conserva la historia de sus hijos que han dejado en la música, la poesía, el arte y la literatura, su sabiduría inmortal.
Invitamos a las culturas de nuestro jardín, a que imitemos a este gigante, que nos inspira a leer no solamente la literatura clásica, sino también la moderna, al unísono con el mundo natural y escuchar la música de nuestro jardín, en sus diversos idiomas y lenguas que la naturaleza continúa sonando.
El sonido de las palabras y la cadencia del metro, combinados con lo que podía adivinar del significado de las palabras sánscritas, a partir de un conocimiento bastante cabal del bengalí, evocaban en su mente imágenes de admirable belleza.
La fortaleza de este personaje en asuntos de estudio, fue la investigación de las letras por su propia cuenta, lo que nos indica que el hombre inteligente que quiere entrar no solamente en el mundo de la literatura y de la poesía, debe entender que estos asuntos son alternativa del estudiante.
No le fue bien en la escuela, pero esto no provocó en él, un rechazo rotundo al conocimiento. Esto sucede con frecuencia con los hombres inteligentes, pero ya desde niño venía en él, el espíritu de un lector que lo lleva no solamente al mundo literario, sino que su poesía es recibida en el mundo musical con gran aprecio y admiración. Y con un espíritu de valoración.
Me parece muy interesante compartir un renglón de la historia de este personaje que desde su niñez, adquirió un buen hábito, porque esto nos deja ver que entre los buenos hábitos de la familia, debe estar centrada la lectura, que es la que alimenta todas las potencias del alma y unifica el mundo que necesita una interpretación que nos lleve a entender no solamente desde el punto de vista literario, sino también desde el punto de vista de la familia y la naturaleza de este hindue inteligente.
Así que este estudiante entra a leer los clásicos de la literatura universal. Llamativo este informe y muy interesante, para los que amamos como Rabindranath Tagore, su alma, que se abre como una flor para dejar que el rocío del conocimiento de los clásicos de la literatura universal, caigan, y los pétalos de su inteligencia puedan dar el fruto de su poesía, cuya fragancia es la esencia pura de su alma literaria.
El medio ambiente de ese jardín humano viviente, transmite su aroma no sólo a su propia cultura, sino que se esparce por la tierra, donde la humanidad quiere un poco de esa fragancia y de ese perfume que la poesía lleva en sus letras, y que atrae con su gramática.
Este niño nos cuenta en un renglón, que las culturas del jardín deben saborear, deben seguir e intentando en el asunto de los sonidos, porque realmente este servidor tampoco podía precisamente con los sonidos de las letras.
En mi primera experiencia con las letras en el colegio de El Silencio, en Otaré, en ningún momento pude entender las combinaciones de estos sonidos. Sin embargo, pasa el tiempo y a los 23 años de edad, volví a la literatura, y entonces lo hice porque se despierta en mí, la idea de conocer la filosofía hebrea.
Y hoy estoy en este mundo, no solamente de la literatura, la poesía, la filosofía y la ciencia, sino que todo lo que merita ser publicado, y que tenga que ver con el conocimiento y el desarrollo del hombre, he estado trabajando con mi esposa, para contarle a estos mundos de diversas inteligencias y ciencias, que el conocimiento literario es uno de los pilares principales para la familia del jardín, que se proyecta hacia los diversos sonidos y formas que tienen estas culturas que comienza con la literatura, la poesía y la sociabilidad.
Este literato en su niñez tomó los libros con tranquilidad y seguramente tenía sus momentos de comunión con los libros y la naturaleza, dejándonos una huella muy valiosa y sonora, porque su poesía fue publicada y traducida a otros idiomas, permitiéndole obtener el premio Nobel en literatura en el año 1913.
Su experiencia o testimonio, es una inspiración para las culturas y civilizaciones de nuestro jardín global, que conserva la historia de sus hijos que han dejado en la música, la poesía, el arte y la literatura, su sabiduría inmortal.
Invitamos a las culturas de nuestro jardín, a que imitemos a este gigante, que nos inspira a leer no solamente la literatura clásica, sino también la moderna, al unísono con el mundo natural y escuchar la música de nuestro jardín, en sus diversos idiomas y lenguas que la naturaleza continúa sonando.
"El niño talentoso, consulta la literatura, así como las abejas consultan a las flores por su néctar y polen"
F P C
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