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La naturaleza, es la vida misma, a la cual, la familia de la tierra, debe regresar y cancelar el divorcio, que ha tenido, debido a que ella no produce, conforme a la mala educación o formación que se le ha dado al hombre, que deja su patrimonio, y se va tras la miseria y la destrucción, al dejar el campo, como quien deja un objeto en el camino, y prosigue hacia una riqueza, que es algo que la misma vanidad de su corazón, lo ha llevado por esa ruta a la cual se le llama hoy: migrantes.
Esta ruta, la ha producido el mismo hombre del campo, y esto en sí, es dejar de vivir con las comodidades que naturalmente, ofrece el campo o el jardín, como lo identifico en mis obras y producciones, haciendo un énfasis sobre el sello del jardín, que hace millones de años, ha estado con nosotros.
Sin embargo, el divorcio de su eslogan, ha llevado al hombre a la ruta de la destrucción. Las tecnologías hoy, están permitiendo que el hombre, se regrese y se reconcilie con toda la tierra. El segundo problema de la humanidad que es el hambre, se resolverá, y las ciudades comenzarán a descongestionarse; y los seres humanos, en el campo, volverán a producir con una experiencia ya vivida así, como la del hijo pródigo.
Porque la plata que le entregó su padre, fue despilfarrada, debido a que el muchacho no tenía idea, ni su padre, le había dado estudio, en asuntos de economía, y era una familia que aunque tenían recursos, no invertía en la educación de sus hijos.
El pródigo desconoce en primer renglón, la humanidad, y en segundo lugar, no tiene prudencia. Por esta razón, cuando él se ve con plata, no tiene en cuenta un fundamento tan importante como lo es, la economía.
Y este punto es el que lleva a este joven a gastarse sus pesos, y a comprar amigos, migrantes como él. Esta experiencia desde niño, la he observado detenidamente en la gente que me ha rodeado, y que trabajaron en el campo, y tuvieron una visión que se le llama en la cultura de la Psicología: alucinación.
Siendo éste el principal síntoma que presenta el hijo pródigo. Igualmente él no pensó en un hogar, él no calculó que el campo, le había dado esta riqueza, a cambio de su trabajo. Pero que esta riqueza tenía una condición: seguir trabajando en el campo o jardín, para que sus bienes económicos y semovientes, se multiplicaran para el futuro de su descendencia.
Fue un muchacho que se ilusiona con unas cuantas monedas de oro, y en el camino de los migrantes, no le alcanzaron prácticamente para comprar digamos así: un pan de jabón para lavar sus ropas podridas, debido a que se divorció de la naturaleza, la higiene, el orden y el deber.
Sus monedas, una a una, se quedaron entre las creencias de: que soy libre. Ya que esta es la clásica expresión que se escucha en el vocerío de la gente que igualmente irresponsable, dice en el camino: "esta es la vida que yo me merezco"
Muchas personas en el mundo, incluso el cristianismo, conoce el himno sobre el hijo pródigo. Sin embargo, también son pródigos de la sabiduría, de la ciencia, de la cultura auténtica, del camino que se ha dejado por donde los bosques ofrecen comida y bebida, vestido y monedas, aunque hoy, hablamos de monedas virtuales, ya que tienen el mismo valor.
Desde niño he vivido la cultura de los pródigos, y mi moneda es la natural, la virtual y la vivencia de cada día, conectado con la naturaleza, es la que no me ha dejado perder la otra moneda, que es la de los valores y el conocimiento científico.
Os invito a regresar a las fuentes originales, y el camino del hijo pródigo, es el camino del vagabundo, el camino del consejo de los que creen que el campo, es un atraso.
Los invito a visitar el video que se titula: MILLONES DE REFUGIADOS SIRIOS DESPLAZADOS EN EUROPA, de una duración de: 4: 43, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=bO_pj1zIGWA
"La riqueza, necesita administración, y el hijo sabio, estudia: conocimiento, matemáticas y razón"
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