lunes, 10 de octubre de 2016

SIGUIENDO AL VIOLINISTA

El cangrejo violinista, es un crustáceo sorprendente, y se le conoce como violinista, por tener una pinza más larga que la otra, con la cual se defiende y seduce a su pareja.

Al ver en las playas a estos cangrejos violinistas, de pronto el que no conoce sus vidas y su biología, podría decir que estos seres son extraños, porque no poseen las pinzas iguales.  Y en verdad, a mí también me llamó la atención, este asunto.

Al ir pasando el tiempo, me fui percatando de lo bello y perfecto, que son los violinistas, ya que a través de la literatura y los vídeos, fui conociendo e investigando lo que era para mí, confuso.  Porque yo creía que al violinista, le hacía falta, una parte de su brazo, y que por lo tanto, no era un crustáceo, perfecto.

La otra pregunta que me hacía era ¿cómo podría sobrevivir a la orilla del mar, este animal, al que le hacía falta una medida o parte en su pinza?  Sin embargo, empecé a comprender que ese brazo corto, es la herramienta principal para buscar algas y microorganismos del fango.

Y a través de este crustáceo, podemos ver la idea de la retroexcavadora, tan importante, esta tecnología para ayudar al hombre en su diario vivir, con una fuerza mecánica que es capaz de hacer o de ejecutar, lo que la mano del hombre, no alcanza por nuestra fuerza limitada ante esta tecnología.

Para protegerse, construye cuevas en las rocas.  Esto nos lleva a la arqueología, y nos señala que sus habitaciones son seguras y que nuestra estructura pensante, debe estar fundamentada, como la habitación del crustáceo, en la roca de la inteligencia viviente, cosa que es posible, si estudiamos los crustáceos que nos enseñan una forma de vida bastante interesante, ya que prefieren en asuntos de construcción, la roca, que es uno de los símbolos de la construcción tanto en tierra como en el mar.

Y durante los períodos secos de la marea baja, visitan el agua para humedecer sus órganos.  Es importante tener en cuenta, que el ser humano, necesita del mar, de su alimento, de sus riquezas y de sus aguas, que nos invita el violinista, a que probemos o degustemos, para que sintamos la satisfacción y la frescura de sus naturaleza.

"El sabio investiga los pasos del violinista, e interpreta la música de sus comportamientos y ciencia"
F P

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