A un kilómetro de la ciudad de Ocaña, hacia el oriente, sucedió algo muy curioso. Unos ladrones, llegaron a una finca, que tiene dos casas, y en la primera finca que encuentran, roban sin necesidad de armas, llevándose unas mudas de ropa, en buen estado, y una pistola de pasta, y siguen para la otra casa. Quedando, estas personas, totalmente asustadas.
En la segunda casa, estaba un amigo mío, y cuenta que al llegar a la casa, los encañonaron, y a pesar de que ellos creyeron que la pistola era de verdad, el ladrón que la poseía le dijo a mi amigo: entréguenos la plata que usted tiene ahí.
Tranquilamente él metió la mano en el bolsillo de su pantalón overol, y sacó un puñado de grapas. El ladrón le dijo: ¿no tiene nada más?. Y mi amigo le contestó: lo que yo tengo es esto, y le mostró, las grapas.
De manera que robaron a los demás familiares que estaban allí, y los ladrones, los amenazaron diciéndoles, que no fueran a llamar a la Policía. Más sin embargo, tan pronto se fueron los ladrones, ellos llamaron a la Policía, la cual llegó a los pocos instantes, debido a la cercanía de la ciudad.
Los ladrones cogieron por una carretera en mal estado, y al sentir que la Policía, los persigue, comenzaron a botar parte de lo que habían robado, en esa mañana. Más adelante, los ladrones se percataron de que había una orilla de yuca, que estaba a un lado de la carretera.
Ahí se cambiaron las ropas, por las que habían robado, y cerca de una mata de plátano que estaba limpia, acotejaron la ropa con la que habían hecho el robo, y se dijo el uno al otro: aquí nos reza es hacerle el teatro a la Policía, de que nosotros somos los dueños de esta yuca, y que la estamos limpiando.
Se pusieron a limpiar la yuca, y al cabo de un rato llegó la Policía, y como estaban en el borde de la carretera, los agentes observaron a los dos personajes trabajando y les preguntaron: ¿jóvenes, ustedes no han visto pasar por aquí a unos ladrones?
Le contestó uno de ellos: no señor, no sabemos de qué nos habla. El agente les explicó lo del robo, en las dos casas, en la mañana, y que habían cogido por esa vía después del robo.
El ladrón dijo: sabe que nosotros vivimos es en el trabajo, y como uno está concentrado es en esta limpia de yuca, que está atrasada por falta de limpieza, uno se distrae y no sabe lo que está sucediendo alrededor.
Los agentes se despidieron de estos dos humildes trabajadores, ante sus ojos. Me cuenta el amigo que él tenía cien mil pesos en el bolsillo, con las grapas, pero en el momento en que le exigen que entregue la plata, él con mucho cuidado, sacó las grapas, y así favoreció su plata.
Los ladrones, no hicieron gran cosa esa mañana, porque fueron engañados por un puñado de grapas, así como los agentes fueron engañados, por el cuento de unos humildes campesinos, que tenían que limpiar una orilla de yuca, que se presenta de repente en el camino, como medio natural, para hacer esta obra de teatro, donde el ladrón engaña a la Policía, y mi amigo Yiyo, al ladrón.
La Policía, finalmente revisa o se cerciora de qué cosas fueron hurtadas, y valoran su cuantía, para llevar el informe a su sede. Al cabo del paso del tiempo, se percatan estas familias, de la situación que vivieron, y del engaño, que los ladrones, le hicieron a la Policía.
Podemos ver que en este cuento del mundo real del suceso humano, el sabio engaña al ladrón, el ladrón engaña a los agentes, y la naturaleza, es el escenario que se presta para esta obra de un teatro, que sucede en el valle de los Hacaritamas.
"De ladrones está llena la tierra, y el intérprete natural, cuenta la historia con los argumentos del saber y su inteligencia"
F P
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