Continuamos compartiendo las vivencias en nuestro jardín, que cada día nos insiste a través de sus imágenes variadas en colorido, sabiduría y ciencia. Las avispas o insectos, son un caudal de conocimiento que el hombre dispone cuando reconoce que la biología, es una de las puertas que nos abre su mundo, y nos deja entrar con confianza, hacia ese mundo que tiene su biodiversidad en el contexto de la filosofía, la observación y el pensamiento.
Donde los estudiantes aplicados, podrán acercarse a lo elegido o al objetivo, y tener el tiempo adecuado para explorar y tener su comunión de cerca, lo más posible que este mundo del conocimiento, se lo permita.
En mi casa, en este jardín de la biología viviente, tenemos una colmena de avispas negras con una chispa blanquecina en la punta de sus alas, que de vez en cuando, las observo.
Y me doy cuenta que la sociabilidad no es simplemente, vivir juntas en la colmena, porque resulta que estas avispas desde que se levantan, empiezan a acercarse una a una, y con su lengua, intercambian, su saliva.
Esta vez observo este comportamiento en los insectos que se hace con el propósito de que su sociedad, se mantenga bajo las leyes propias de la cultura y sabiduría de su colmena. Podríamos decir que si nosotros, los seres humanos, tuviéramos este tipo de sociabilidad, los casos de controversia y la filosofía de la destrucción, tomarían un curso diferente.
Porque la unidad de la colmena tiene ciertos secretos, allí no impera otra razón o interés, sino el de la unidad. Y cada una de ellas tiene su propio mundo que explorar y que enfrentar cada día, donde las adversidades se esconden bajo ese mundo verde, por el que ellas vuelan, buscando su alimento.
Se hace cada día, más interesante el conocer o el entender el mundo de la biología de los insectos, ya que su camino nos va revelando los tropiezos que estos insectos, enfrentan en su diario vivir entre las demás culturas y sus distintas sociedades.
Pero el detalle de este sistema de convivencia, estriba en el principio de la unidad, donde todas las avispas tienen esta comunión antes de salir al cielo de su propio jardín.
He podido observar que ellos tienen su propio horario de salida en el que en ningún momento, se van a adelantar, para poder tener un orden universal, en su propio mundo de la unidad y el compromiso que requiere cada una de estas, cuando nace con una educación y disciplina, que son la garantía de su supervivencia.
Si la familia de insectos humanos, no se percata de este principio sociológico, se transformará el cosmos de la unidad pensante familiar, porque sus móviles no tienen los principios del amor, de la comprensión, la exploración, que son la fortaleza de la familia, que busca entrar en estas culturas y sociedades de nuestro jardín universal.
La educación vs. el conocimiento, debe comenzar en casa, mientras charlamos con la esposa, con el niño y la familia de insectos humanos, que nos visiten en esta sociedad de la avispa negra, donde no se busca lo suyo, sino el bien de su comunidad en general.
Y en la idiosincrasia de ellas, en la unidad de la riqueza natural, que es de más valor que la plata y el oro, la pobreza no existe, esta debiera ser la moneda del hombre con el conocimiento y el valor, que lo requiera el banco de la sabiduría de los pensantes del globo terráqueo, e igualmente necesita comprender esta ciencia que ha permanecido, y su propósito es una sociabilidad, que mantenga la unidad de su colmena, que repercute en tranquilidad, equilibrio y la filosofía del entendimiento y la unidad.
F P C
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