En la antigüedad, había hombres que proclamaban un mensaje a favor de la tierra. No sabríamos exactamente cuántos trabajaban en pro del cuidado de la naturaleza, ni cuántas eran las personas que tenían estas sociedades, que nos permiten darnos cuenta que los árboles que aún nos quedan en el planeta, en los últimos doscientos años se han ido destruyendo sin raciocinio y esperanza.
Gracias a la información que aún nos queda, podemos darnos cuenta cómo la humanidad, ha venido siendo en estos últimos siglos, inconsciente en lo que incumbe al cuidado de nuestro jardín.
Pero en ¿qué consiste este sueño, en donde se han destruido prácticamente los árboles de nuestro planeta? sencillo, consiste en que el hombre cada día quiere granjearse los recursos que posee la naturaleza a expensas de que su descendencia, quede viviendo en un mundo donde el agua ha comenzado a escasear grandemente.
Donde los glaciares se están debilitando y aún el hombre no despierta de su sonambulismo intelectual, acerca del conservacionismo. El cuidado de la tierra, no es un asunto que concierne solamente a las empresas de conservación del jardín global.
Es un asunto donde el niño y el adolescente, deben estar involucrados como familia, que cuida el patrimonio heredado de nuestros antepasados. Es necesario que el hombre despierte y se de cuenta que necesita alumbrar con su familia, el bosque que aún queda en la tierra.
Y su luz pueda dejar ver ante sus ojos, el daño que se le ha estado produciendo aceleradamente a nuestro planeta. En estos aspectos se debe insistir con la educación y formación para que las familias del jardín, tengan un horizonte sabio y una filosofía conservacionista.
La esperanza debe estar apuntando a este sistema y culturas del jardín, donde la conservación es una necesidad prioritaria, en lo que concierne a la recuperación de esta riqueza despilfarrada.
No se trata de que el hombre cada día sea "más rico" a expensas de destruir el medio ambiente, que clama porque las defensas de la tierra, intervengan con un fallo que esté siempre inclinado a la justicia, el orden, el respeto y la razón por la naturaleza.
Mientras no se eduque, la naturaleza, tendrá que soportar los caprichos del hombre, que asevera conocerla y ser el abogado, porque vive en medio de nuestro jardín.
Pero lamentablemente es un abogado que no tiene el conocimiento, ni las herramientas jurídicas, que muestren que la naturaleza, está recuperándose y que se está trabajando en pos de una transformación, que se hace indispensable; asimismo que la familia tenga un conocimiento que se pueda aplicar en la cultura del diario vivir.
En esta recuperación del jardín, cada uno está comprometido con la naturaleza, a que un cambio se realice en ella, de una forma paulatina, pero que será activada, cuando el hombre o la familia de nuestro jardín, tenga una esperanza basada en el conocimiento y la responsabilidad.
Hay que buscar las organizaciones que están trabajando en favor de la conservación de nuestro jardín global, y entender que la unidad, y el buen entendimiento, son los alicientes que necesitan las úlceras que se le han producido a nuestro planeta, y de allí viene la fiebre o el calentamiento global.
Gracias a la información que aún nos queda, podemos darnos cuenta cómo la humanidad, ha venido siendo en estos últimos siglos, inconsciente en lo que incumbe al cuidado de nuestro jardín.
Pero en ¿qué consiste este sueño, en donde se han destruido prácticamente los árboles de nuestro planeta? sencillo, consiste en que el hombre cada día quiere granjearse los recursos que posee la naturaleza a expensas de que su descendencia, quede viviendo en un mundo donde el agua ha comenzado a escasear grandemente.
Donde los glaciares se están debilitando y aún el hombre no despierta de su sonambulismo intelectual, acerca del conservacionismo. El cuidado de la tierra, no es un asunto que concierne solamente a las empresas de conservación del jardín global.
Es un asunto donde el niño y el adolescente, deben estar involucrados como familia, que cuida el patrimonio heredado de nuestros antepasados. Es necesario que el hombre despierte y se de cuenta que necesita alumbrar con su familia, el bosque que aún queda en la tierra.
Y su luz pueda dejar ver ante sus ojos, el daño que se le ha estado produciendo aceleradamente a nuestro planeta. En estos aspectos se debe insistir con la educación y formación para que las familias del jardín, tengan un horizonte sabio y una filosofía conservacionista.
La esperanza debe estar apuntando a este sistema y culturas del jardín, donde la conservación es una necesidad prioritaria, en lo que concierne a la recuperación de esta riqueza despilfarrada.
No se trata de que el hombre cada día sea "más rico" a expensas de destruir el medio ambiente, que clama porque las defensas de la tierra, intervengan con un fallo que esté siempre inclinado a la justicia, el orden, el respeto y la razón por la naturaleza.
Mientras no se eduque, la naturaleza, tendrá que soportar los caprichos del hombre, que asevera conocerla y ser el abogado, porque vive en medio de nuestro jardín.
Pero lamentablemente es un abogado que no tiene el conocimiento, ni las herramientas jurídicas, que muestren que la naturaleza, está recuperándose y que se está trabajando en pos de una transformación, que se hace indispensable; asimismo que la familia tenga un conocimiento que se pueda aplicar en la cultura del diario vivir.
En esta recuperación del jardín, cada uno está comprometido con la naturaleza, a que un cambio se realice en ella, de una forma paulatina, pero que será activada, cuando el hombre o la familia de nuestro jardín, tenga una esperanza basada en el conocimiento y la responsabilidad.
Hay que buscar las organizaciones que están trabajando en favor de la conservación de nuestro jardín global, y entender que la unidad, y el buen entendimiento, son los alicientes que necesitan las úlceras que se le han producido a nuestro planeta, y de allí viene la fiebre o el calentamiento global.
Nuestra generación debiera estar comprometida en esta recuperación, ya que aún quedan recursos del mismo daño que se le produjo a la tierra, y entonces la inversión es una necesidad que hará que el hombre acuda a este llamado global.
"Porque los árboles mueren en el jardín, y el insensato los corta, sin esperanza, más el inteligente, se percatará de la destrucción
F P C
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