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Estamos hoy recordando la muerte de mi hermano ONOFRE TRIGOS JIMÉNEZ, y pensando cómo el ser humano, desperdicia sus mejores días, sus mejores momentos, para irse a un mundo que sabemos conscientemente al cual debemos ir todos, sin excepción.
Pero que la precipitación a ese mundo hace que la venida a éste no se pueda disfrutar de las cosas que tiene la tierra, como sus riquezas, su biodiversidad, que son el sentido del participar con una corta licencia en ella.
Pero hay una cosa que quiero compartir hoy para la audiencia en el mundo de la literatura y tecnología. Mi hermano tenía una característica que era más bien tranquilo, y por serlo así, diría yo, él no era un hombre muy impulsivo en ninguno de los aspectos.
Por decir algo en el tema de las fiestas. Era un hombre calmado, a veces ni le interesaban tanto, lo que si más le llamaba la atención a él, era las reuniones sencillas, donde él charlaba con amigos o en el lugar donde se encontrara.
En mi caso, yo he sido un hombre muy charlador y creo que esto es, porque mi intelecto lo requiere, y es de lógico que una persona que no lee mucho, pues no tiene que compartir, y mi hermano no fue ese hombre que consultó libros.
Sin embargo, para mi, su vida siempre fue importante y siempre le di consejo, incluso desde niño, pero él con sus vivencias estaba diciendo que él no debía ser como los demás hermanos. Y es cierto, aunque mi hermano está muerto, en ese punto, estaba bien.
Lo que sucede con las personas jóvenes es que adoptan una postura que parece que fuera buena, pero el trasfondo es totalmente erróneo. Hoy precisamente en este 30 de noviembre está cumpliendo aproximadamente 20 años de muerto, y son 20 años, en los que añoro su presencia.
Porque en su niñez, yo estuve presente para cuidarle y ayudarle a la supervivencia, y tal vez me sucede a mí lo que a una persona militar, cuando va al campo de batalla, o en una emboscada pierde uno de los más amados y respetados.
Cuando observo imágenes de esta índole, mi hermano está presente porque mi sistema de grabación, lo recuerda muy bien, en la parte de la niñez y adolescencia. Que son los momentos más trascendentales para el ser humano, por el asunto de que estamos en familia.
Y aún en el hogar se comparte el alimento, la inversión, es para que la familia prevalezca ante las necesidades prioritarias, que se viven en estos casos, ya sea en la ciudad o sea en el campo. Aunque mi hermano no fue un muchacho que le colaboró tanto a mis padres, a la verdad es que mi padre y mi madre, nunca dijeron nada al respecto.
A veces he pensado que como éramos 8, entonces mi papá, como trabajaba también, nunca tuvo en cuenta este detalle. Así que para nuestros padres, con muy poco trabajo que se ejecutara, ellos no tenían en cuenta este asunto, porque en nuestra casa, no era punto de conversación central, la parte económica.
Sin embargo, aquella unión familiar estaba más dedicada a menos trabajo y más a disfrutar la vida. Porque mi padre que era la cabeza del hogar, nos lo enseñó sin predicarnos tales cosas, simplemente fue la imagen.
A mi madre en sus charlas no le escuché hablar sobre economía y futuro, nunca le escuché discutiendo el futuro de sus hijos, no era tampoco porque le rendía culto a mi padre o le temía, porque estas cosas, tampoco se escuchaban. Es decir estos temas no existieron en la agenda matrimonial de Carlos Daniel Trigos Sepúlveda y Mary Isabel Jiménez.
Así que cada uno naturalmente hacíamos las labores para el día, nunca mi hermano recibió una instrucción futurista, que en ningún momento es negativa, quiero aclarar, pero cada uno de nosotros teníamos un entrenamiento para que fuese activado cuando nos abriésemos del hogar.
Sabíamos los principios de las labores agrícolas o sea el trabajo en el campo o en el jardín, como le llamo ahora. Lo que es por ejemplo: pescar, cultivar variedad de tubérculos, árboles frutales, criar gallinas, conejos, cerdos, bestias, y otras más, así como atender las personas ya fueran adolescentes o adultas que llegaban a nuestro hogar, que es importante porque es la parte social.
Fue otra cosa resaltante en la vida de nuestro hogar, porque mi papa no pronunció la palabra sociabilidad o sociables. Porque él era una sociabilidad viviente, no tenía nada que predicar sobre el tema, igualmente mi madre, tampoco habían libros en la casa, sobre esta ciencia.
Así que mi hermano Onofre, fue partícipe de esta sociabilidad en la agenda matrimonial de Carlos Trigos y Mary Isabel. Y también cuando ya fue un hombre con uso de razón completa, recuerdo que como mi mamá empezó a enfermarse mucho y no teníamos recursos, él aportó el recurso y fuimos a Bucaramanga a llevar a mi madre a un médico de alta categoría.
Ese día fuimos y llegamos a Otaré, como a las dos de la mañana en un taxi, y de esa manera aportó y continúo en la casa durante años hasta el día en que decidió organizarse con su esposa, quedando de esta unión una hija de nombre: Lizeth, quien en estos momentos, lo convirtió en abuelo.
Siempre he pensado que el destino lo labra uno mismo, pero el destino es uno quien realmente lo elige. Diomedes Díaz, interpreta una canción en ritmo de paseo que habla del destino, que es vivir en soledades, y que ahí surgen sus cantares, aunque la autoría de esta canción es de Gustavo Gutiérrez Cabello .
De manera que podemos entender que la vida de cada ser humano fuese cual fuese el destino, incluso un destino no muy amable, más bien neurótico, el ser humano puede convertirlo en canción. Y colocarle una nota de danza o de baile.
Y todo esto es parte de la riqueza de la vida. Al día de hoy que hago esta remembranza veo las cosas muy distintas para aquel tiempo o aquel día 30 de noviembre, que mi hermano estando este servidor casado, nos llega la noticia de que él había muerto.
Mi cuñada la mujer de mi hermano Honorio es la que trae esa noticia, contando que había muerto Onofre, que es el segundo hijo de Carlos Trigos y Mary Isabel. De todas maneras ni el destino, ni la esperanza debe decidir nuestro propio camino.
Porque son digamos culturas que están fuera de los otros, por esta razón, nosotros los seres humanos debemos elegir ya sea la esperanza positiva y el destino positivo, a partir desde nuestro interior, para que puedan darnos la sabiduría y los valores que nos prolongan, la vida . De lo contrario será una vida de dolor y muerte.
Los invito a visitar este video que se titula: Alma Herida Diomedes Díaz (Letra), de una duración de: 4: 06, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=6rHzZzX5LYA
"El sabio cree que la cultura y la prolongación de su vida, está en la sabiduría"